miércoles, 30 de septiembre de 2009

Efectos psicológicos y fisiológicos

A nivel sensorial, después del consumo de hongos usualmente se presenta lo que se conoce como sinestesia: un estado peculiar en el que los sonidos se "ven", los objetos se "escuchan", los olores se "sienten", y cosas por el estilo. Pueden aparecer patrones caleidoscópicos frente a los ojos. Frecuentemente el consumidor siente que abandona su cuerpo, hay un proceso de introspección y las cosas se ven desde una nueva perspectiva.
En El camino a Eleusis Gordon Wasson describe de esta manera sus experiencias en una sesión guiada por la legendaria chamana mazateca María Sabina:
El cuerpo de uno yace en la oscuridad, pesado como el plomo, pero el espíritu parece remontarse y abandonar la choza, y con la velocidad del pensamiento viajar por donde lo desee, en el tiempo y en el espacio, acompañado por el canto de la chamana y por el golpeteo de sus rítmicas percusiones.
Lo que uno mira y lo que uno escucha parece ser una sola cosa: la música asume formas armoniosas, reviste de forma visual sus armonías, y lo que uno está mirando adopta las modalidades de la música: la música de las esferas... Todos los sentidos se encuentran afectados de manera similar: el cigarrillo con el que uno ocasionalmente rompe la tensión de la noche tiene un aroma como jamás otro ha tenido; el vaso de agua pura es infinitamente mejor que la champaña... la persona que ha ingerido hongos se encuentra suspendida en el espacio... los cinco sentidos se encuentran despojados del cuerpo, todos ellos a tono con ese alto nivel de sensibilidad y alerta, todos ellos mezclándose de la manera más extraña hasta que el sujeto, enteramente pasivo, deviene en un puro receptor de sensaciones infinitamente delicado. Mientras el cuerpo de uno yace allí en el saco de dormir, el alma queda libre, pierde todo sentido del tiempo, alerta como nunca antes; vive una eternidad en una noche, mira una infinidad en un grano de arena.
Lo que uno ha visto y escuchado queda grabado como por un buril en la memoria, de donde jamás podrá ser borrado. Por fin conoce uno lo inefable y lo que significa el éxtasis. ¡Éxtasis! El espíritu se remonta al origen de esa palabra: para los griegos ekstasis significaba que el alma volaba fuera del cuerpo... Pero el éxtasis no es una diversión. Es el alma misma lo que es tomado y sacudido hasta el estremecimiento... Unas cuantas horas después, a la mañana siguiente, uno está listo para ir a trabajar. Pero cuán baladí nos parece el trabajo en comparación con los portentos ocurridos durante aquella noche. Si uno puede hacerlo, preferirá permanecer cerca de la casa y, junto con quienes compartieron esa noche, comparar notas y gritar de asombro...
A nivel físico, el consumo de hongos psicoactivos provoca dilatación de pupilas (midriasis), modificaciones en el pulso, la tensión y los reflejos; hipotensión y disminución del ritmo cardiaco; debilidad y desorientación. No hay reportes de daño físico ocasionado por el uso prolongado. En 1958 el equipo del profesor Jean Delary emprendió en Francia una serie de experimentos en torno a los efectos somáticos y psíquicos de la psilocibina. Una dosis media de 10,2 mg fue administrada a 43 sujetos, trece de ellos calificados como "normales" y treinta como "enfermos mentales". Los resultados fueron comunicados a la Academia de las Ciencias ese mismo año, señalándose que los principales efectos somáticos eran los mismos entre los sujetos normales que entre los enfermos, mientras que los efectos psíquicos variaban según los sujetos. No obstante, el Dr. Delary, señaló algunas constantes en la siguiente disección clínica:
Tras una fase de latencia que varía de algunos minutos a una hora, aparecen los primeros síntomas. El sujeto experimenta sensación de calor, malestar físico. Tiene que dejar de leer o sus ocupaciones, va espontáneamente a tenderse, quejándose de astenia o de somnolencia... Las perturbaciones se instalan más o menos rápidamente; la euforia domina habitualmente: satisfacción profunda, reposo, contento de sí. A esto se añade una sobreexcitación ligera con locuacidad, risa loca, necesidad de movimientos. Pueden aparecer visiones coloreadas y movedizas; arabescos, círculos luminosos, imágenes caleidoscópicas que fascinan al sujeto y hacen mayor su bienestar. A estos trastornos se asocian perturbaciones de la conciencia de tipo oniroide, alteraciones en la percepción del tiempo vivido, una transformación del ambiente que se torna raro e ideal. El sujeto percibe modificaciones en su propio cuerpo. Asiste divertido o perplejo a una especie de juego cuyo actor sigue siendo él. Gracias a esos trastornos aparecen las intuiciones delirantes, las revelaciones inefables, las contemplaciones estáticas. El sujeto descubre un universo inaccesible a los demás, el de las verdades fundamentales y de la "belleza pura". Pero la euforia no es permanente. Sobreviene con arrebatos que parecen simultáneos a los arranques vasomotores. Alterna con momentos de angustia más o menos durables. La crisis dura unas cuatro horas. Las perturbaciones de conciencia se atenúan las primeras, las perturbaciones tímicas duran más tiempo… se nota frecuentemente un periodo de hipomanía y a veces la euforia persiste el día siguiente; pero el trastorno más duradero es las astenia, a veces más acentuada, los días siguientes que durante la crisis.

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